En la punta de un lápiz proletario se desliza éste
poema crónica. La mina negra traza camino en el papel igual que el río en su
lecho, parecido a los segundos en la redondez del reloj, en las hojas verdes de
los árboles se esconde la noche y cena con la clorofila dentro de la
corteza anillada. Todo ha cambiado, todo
está cambiando, ahora llueve donde no llovía. Antes las palomas llevaban
mensajes de pueblo en pueblo, ahora se amontonan en los parques, en las cúpulas
de las iglesias, a comer granos, a pelechar, gurrunguear y pelear con su
especie. Ampliación
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domingo, 29 de abril de 2012
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